Trabajadores y trabajadoras de los programas C.A.J. y C.A.I. manifestaron preocupación por el sistemático cierre de espacios de educación. Un recorte silencioso y no formalizado; docentes de los talleres afirman que la orden de los directivos es “programa que se cierra, no vuelve a abrir”.
“Al día de la fecha, los responsables ministeriales no han informado sobre la continuidad de los programas, manteniendo en silencio absoluto las medidas tomadas, sin dar una respuesta oficial a las escuelas ni a lxs coordinadorxs y talleristas”, manifestaron en un comunicado las personas involucradas en la implementación del espacio.
La situación afecta a 70 C.A.I. de escuelas primarias y más de 350 C.A.J. de secundarias. Al menos 20 mil niños, niñas y adolescentes dejarán de tener talleres extra-escolares, que incluyen música, danza, radio, deportes, fotografía y oficios.
Talleres de costura en el Prbro. José Bonoris, Colonia Caroya (Caj Bonoris)
Otros 2500 docentes y formadores se ven afectados por la pérdida de los espacios de trabajo, tanto en el rol de coordinadores como de talleristas.
“En los últimos años, estos programas vienen sufriendo las políticas de ajuste y vaciamiento a la Educación Pública: profundizando la precarización laboral de lxs trabajadorxs en condición de monotributo o en negro, con sueldos ínfimos para el costo de vida, recortando las horas laborales y sin la actualización de los Fondos Escolares acorde a la inflación”, continúa la denuncia.
Programas educativos con fuerte anclaje social
Los C.A.J y C.A.I. tienen por objetivo fortalecer las trayectorias escolares y educativas, mejorando las condiciones de acceso a la escuela, permanencia y egreso de niños, niñas y jóvenes en contextos de vulnerabilidad social.
Actividades deportivas en el Caj del Giovanni Bosco
Ambos programas dependen de los Ministerios de Educación de la Nación y de la Provincia, en su financiamiento y gestión. Los espacios de C.A.J. llegaron a tener presencia en más de 350 escuelas en toda la provincia, sostenidos por docentes en formación o estudiantes, siempre con sueldos mínimos.
Los talleres ofrecían acciones complementarias a la currícula escolar, con actividades culturales, recreativas, artísticas, científicas, deportivas y de comunicación.
“(Son) Espacios educativos que permiten desarrollar un trabajo importantísimo de contención y construcción de lazos sociales, y en muchos casos brindando la posibilidad de contar con un almuerzo o merienda”, destaca el comunicado, que pide además “más y mejor escuela”.